Indudablemente que la única
manera de que la RNIU constituyera un instrumento
para nosotros, es que ésta se encontrara organizada
de tal manera que efectivamente nos posibilitara el debate
y la difusión de nuestros resultados; pero la cuestión
aquí era definir el tipo de debate y difusión
que esperábamos tener. Por ello, la RNIU
no se constituyó como un colegio profesional, sino
como una red en el sentido amplio; es decir, con el objetivo
de funcionar como instrumento de encuentro, establecimiento
de contactos e intercambio, espacio de debate, mecanismo
de promoción de la investigación en el área,
medio de difusión de los resultados de investigación
a través de eventos y publicaciones, medio de difusión
de información sobre otros grupos de investigación,
publicaciones, financiamiento, becas, eventos, intercambios,
etc.
Por otro lado, desde la reunión en que se planteó la creación de la RNIU se estableció claramente que nuestros Encuentros no debían tomarse como una mera ocasión de promoción curricular; sino como un lugar común de aprendizaje. Los foros semestrales se concibieron como el mecanismo para aprender a redactar, exponer, debatir, sintetizar, criticar y aceptar la crítica; el esfuerzo de conseguir recursos para estos eventos, sólo valió la pena por ésto (es importante anotar que inicialmente eran semestrales pero, a partir de 1997, se hizo un solo Encuentro por año y se realizaron en total cuarenta y un Encuentros, el último fue en 2018). Defender esta idea y evitar que los foros se volvieran un trámite, una mera formalidad curricular o una arena para lucir nuestras habilidades, fue parte medular del éxito de este proyecto. Pero pasemos a la estructura organizativa.
Inicialmente
planteamos una estructura de dirección colectiva
y de representación amplia; y para rebasar un mero
planteamiento demagógico, ambas estarían dadas
por dos criterios: la representación regional y la
dirección por línea de investigación,
en donde la representación regional estaría
definida en términos de coincidencia en problemáticas
a analizar. El agrupamiento de problemáticas afines
nos debiera permitir el establecimiento de las líneas
de investigación que, a su vez, posibilitaran la
comparación regional o, al menos, la comparación
al interior de una región. Hasta 1996, estábamos
organizados a través de 5 Coordinaciones Regionales:
en Chihuahua (Margarita Urías) para el Norte, en
Jalisco (Guadalupe Ruiz Velasco) y Nayarit (Lourdes Pacheco
L.) para el Centro Occidente, en Querétaro (Francisco
Ríos Agreda) para el Centro Sur, y en Chiapas (Xochitl
Leyva) para el Sureste, además de la Coordinación
Nacional cuya sede es Puebla (Elsa Patiño Tovar).
A partir de 1997, además de la Coordinación
Nacional, estamos organizados por Coordinaciones Estatales,
dado que el crecimiento de la RNIU ya no permite que una
sóla persona se haga cargo del trabajo de varios
estados (la RNIU tiene afiliados de 76 centros académicos
ubicados en las 32 entidades federativas que componen a
la República Mexicana y tiene contacto con cerca
de 200 académicos de Alemania, Argentina, Australia,
Bélgica, Brasil, Canadá, Chile, Colombia,
Costa Rica, Cuba, Dinamarca, Ecuador, El Salvador, España,
Estados Unidos, Finlandia, Francia, Guatemala, Holanda,
Inglaterra, Italia, Japón, Nicaragua, Polonia, Puerto
Rico, Venezuela).
Estos Coordinadores Estatales fueron los siguientes: Marco A. Sifuentes Solís (Aguascalientes), Imelda Rojas Caldelas (Baja California Norte), Alfonso Guillén Vicente (Baja California Sur), Adriana Solís Fierro (Campeche), Xochitl Leyva Solano (Chiapas), María Luisa García Amaral (Chihuahua), Roberto Rivera Cardona (Coahuila), Martha Chávez González (Colima), Emilio Duhau López (Ciudad de México, antes Distrito Federal), Miguel Palacios Moncayo (Durango), María Victoria Julián (Estado de México), María Inés Mombelli (Guerrero), Pablo Vargas González (Hidalgo), Jorge Regalado Santillán (Jalisco), Reyna Navarro Martino (Michoacán), Blanca Ramírez Velázquez (Morelos), Lourdes Pacheco L. (Nayarit), Roberto García Ortega (Nuevo León), Carlos Sorroza Polo (Oaxaca), Jaime Castillo Palma (Puebla), Francisco Ríos Agreda (Querétaro), David Velazquez Torres (Quintana Roo), Ricardo Villasis Keever (San Luis Potosí), José Luis Beraud (Sinaloa), Eloy Méndez Sáenz (Sonora), Juan Carlos Guzmán (Tabasco), Miguel León Pérez (Tamaulipas), René Elizalde Salazar (Tlaxcala), Hipólito Rodríguez Herrero (Veracruz), José Fuentes Gómez (Yucatán) y Raúl Delgado Wise (Zacatecas).
Sin embargo, la idea era tender a organizarnos por Línea de Investigación, dado que la RNIU rebasó las fronteras nacionales y nos enfocamos a consolidarla como foro internacional (sabiendo que eso nos tomaría bastante tiempo, considerando que, haber logrado que fuera realmente nacional, nos llevó diecisiete años). Creímos firmemente, como lo planteamos desde el principio, que la perspectiva debía enfocarse a ser una “Red de Redes”; es decir, apoyar todas las iniciativas de los “enredados” para construir su propia red y así lo hicimos hasta donde nos fue posible; y si bien no logramos consolidar los Talleres de Convergencia por línea de investigación, lo que logramos fue tener redes temáticas con enlaces internacionales, cuya duración ha sido variable en función de sus objetivos particulares.